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Mereció la pena
Evento entretenido
Manuel Domínguez de la Maza y Alberto Rojas.
Amigos desde los 6 años.
Las cosas del Colegio Maristas.
Yo también tengo mi grupo de amigos desde los 6 años.
Yo sí, tú no, amiguete.
La presentación se dividió en dos partes.
Primero, Manuel, de Mayoral, nos contó la historia de la empresa y su sucesión.
Un tipo cercano, que me dejó boquiabierto.
Explicó que no hay soluciones estándar para procesos de sucesión.
Todas son a medida.
Lo que sí hay son buenas prácticas.
Pero sobre todo: tener un plan.
Y ejecutarlo con tiempo.
Dentro de ese plan está tener conversaciones incómodas:
La cuñá petarda que tiene envidia porque no sea su hija la próxima CEO.
La cena de Nochebuena en la que aún le tienes jurada a tu primo aquella última gamba.
O aquella vez que decidisteis exportar jerséis de lana a Dubái, porque sonaba “tope de gama”.
Por otro lado, Alberto no me sorprendió tanto… porque ya lo conocía.
Alberto casi fue inversor en Agripina.
No se concretó porque su modelo era una especie de Search Fund inverso:
los inversores ponen capital y esponsorizan a un tonto motivado, para que busque la empresa que luego ellos van a comprar y hacerse CEO que te veo.
Alberto lo clavó.
Habló del proceso completo de una adquisición.
Él ha comprado empresas, pero sobre todo, ha vendido tres suyas.
Ahí está el nivel.
Insistió muchísimo en la necesidad de tener un buen asesor durante este período.
Y por momentos, me quitó las ganas de seguir escribiendo.
Porque lo que yo quiero aquí es que se conozca cómo es un proceso estructurado,
para evitar decepciones y desconfianza.
Pero con asesores como CDI Global, de la que Alberto es Senior Advisor, el acompañamiento de calidad y, sobre todo, de sensatez, está en buenas manos.
Me alegra, porque se une al club de gente sensata, como Joshua o Joaquín, que cuentan las cosas como son.
Esta gente ya ha comprado y vendido muchas veces.
Mientras tanto, el vendedor o comprador quizás estén en la primera página del libro.
Ellos hacen que las prácticas habituales —valoración, formas de pago, reservas para contingencias— no parezcan trucos de magia para ninguna de las partes.
Además, explicó qué cosas pueden reducir el valor de la empresa:
Dependencia del dueño.
Concentración de clientes o proveedores.
Inversiones altas en inmovilizado.
Escasa conversión a caja.
Valorar o negociar con múltiplos es muy sencillo.
Pero yo recomiendo transformarlos a millones concretos.
Nada de números redondos.
Y sobre todo: paciencia.
Porque, ¿fácil?
Si el EBITDA es de un kilo y subes la oferta 0,5x EBITDA,
estás dando medio kilo más.
Mejor ofertar 236.489 euros más.
Y el regateo se vuelve de otra manera.
Así, cuando el vendedor busque en Google cómo se calcula el EBITDA con los dedos,
tú ya tendrás numeritos en la cabeza.
Y eso te hará ganar tiempo.
Hasta mañana.
Recuerda:
Te llevas 100.000 lerus si me presentas a un empresario zorro plateado que tenga un empresón:
Ventas 6 kilos/año, euros directos al taco, dos kilos/año limpio de polvo y paja, desde hace tres años. Que la relación ventas - neto sea de un tercio.
Que el dueño esté forrao a romper… recuerda, yo quiero ser ese también.
Una empresa sin sucesores y dueño en jubilación.
Que tenga muchos clientes, no quiero el clásico que depende de uno grande.
Te llevas 100.000 lerus solo si compro esa empresa, si no, te mando un abrazo en video, te lo prometo. Porque puede, que al final no compre un empresón, nunca se sabe lo que puede pasar en la vida.
Una empresita es lo mismo pero 10 veces más pequeña, si te quedas por aquí, te enseño a comprar o vender la tuya, y también a buscar el dinero, y a decidir abogados, y en fin a todo, pero quédate y pásale estos a inversores, por si se quieren enterar que esto es más rentable que las startups esas molonas con futbolines y gente dándolo todo de culo a culo.