Los premios no son para vagos

Si te da pereza que vengan los auditores un día a las 19:00 de la tarde para hacer una auditoría, este no es tu trabajo.

Y es que un día, un gilipollas me respondió en mi cara
que había conseguido cita y tenía que cancelar la visita de los auditores.

Imagínate mi cara:
coges un vuelo,
reservas hotel para unos auditores que vienen de Madrid,
y llega un saco de mierda y te dice, a las 18:15,
que le acaba de llamar el peluquero,
que tiene hueco a las 19:00
y es muy difícil conseguir cita,
que no puede estar presente
y por tanto se cancela la due diligence sobre el estado de la maquinaria de una empresa.

De nuevo:
estaba avanzado el proceso de compra de la empresa.
Pero esta vez se chafó porque alguien no quería hacer ese esfuerzo extra al que se había comprometido.

Tuve suerte:
el dueño era un señor de palabra
y me pagó los billetes,
el tiempo que gastamos, tanto yo como los auditores.

Además, también pagó el finiquito del figura,
que tenía una aventura con su peluquero,
porque no se entiende de otra manera.

Cuando compras una empresa,
hay un momento en el que la pereza no puede vencerte.
Y me refiero al momento en el que estás cerca de ejecutar la transacción.

Yo bajé la guardia un día.
Di por sentado que iba a comprar una empresa
y dejé de buscar más empresas.

Esto no es como tener pareja cerrada o estar casado por la Iglesia.
Aquí hay que ser infiel y contarlo.
Poner nervioso al vendedor,
como cuando se tira el triple de que está negociando con Acciona.

Pues que se la compre Acciona.
Te levantas y te vas, sin titubear, al carajo.

Eso le sirve de lección.
Aquí solo flirteo yo. Yo sí. Tú no, amiguete.

En las negociaciones hay que ser despiadado,
puesto que a la otra parte no le importará dejarte tirado,
como me paso con mi putita.

Muchos no quieren vender.
Solo quieren saber el valor de su empresa.

Ándate con ojo.
Sé perezoso con los listos, pero nunca contigo mismo.

Hasta mañana.

Recuerda:

Te llevas 100.000 lerus si me presentas a un empresario zorro plateado que tenga un empresón:

• Ventas 6 kilos/año, euros directos al taco, dos kilos/año limpio de polvo y paja, desde hace tres años. Que la relación ventas - neto sea de un tercio.

• Que el dueño esté forrao a romper… recuerda, yo quiero ser ese también.

• Una empresa sin sucesores y dueño en jubilación.

• Que tenga muchos clientes, no quiero el clásico que depende de uno grande.

• Te llevas 100.000 lerus solo si compro esa empresa, si no, te mando un abrazo en video, te lo prometo. Porque puede, que al final no compre un empresón, nunca se sabe lo que puede pasar en la vida.

• Una empresita es lo mismo pero 10 veces más pequeña, si te quedas por aquí, te enseño a comprar o vender la tuya, y también a buscar el dinero, y a decidir abogados, y en fin a todo, pero quédate y pásale estos a inversores, por si se quieren enterar que esto es más rentable que las startups esas molonas con futbolines y gente dándolo todo de culo a culo.