Vaya parto

Y encima no es tuyo

Comprar un jodido negocio no es para gente como yo,
que, para desgracia de mi mujer, pienso que cambiar 4 ruedas en 3,5 segundos es mucho tiempo.

De verdad,
es horroroso el ritmo que lleva una adquisición
si quieres minimizar los riesgos, claro.

Si quieres encontrarte una puta muerta bajo un colchón como Antonio Banderas en Four Rooms,
ese es tu problema.

A mí las putas me gustan vivas, con güisky y mucho humo,
cada uno tiene sus manías.

El caso aquí es que tienes que tirarte seis jodidos meses en el filo de la navaja,
porque el mayor riesgo de una adquisición es que se te caiga en algún momento por alguna subnormalidad mínima.

De verdad:
tengo un amigo que perdió el proyecto en la notaría por una palabra en el contrato.
Te la cuento en otro momento.
Palabra de gitano.

Una de las peores cosas de trabajar en la F1
es que NUNCA te acostumbras al ritmo tedioso de la vida real.

En McLaren,
si tenía una duda de alguna parte del coche,
me metía en nuestro chat, preguntaba,
y en menos de cinco minutos ya había gente en tu escritorio para acelerar.

Eso lo he vivido yo. Tú no, amiguete.

Pues bien,
llevo tres semanas detrás de una pedazo de empresa.
Un poco pequeñita, pero empresón.

De esas tres semanas,
llevo dos esperando que me pasen información financiera.

No es que haya pedido detalles concretos.
No.
Simplemente las putas cuentas anuales de los últimos tres años.

No es pedir mucho.
Pero claro, al ritmo de las pymes españolas…
Y aquí sigo. Esperando.

Si presionas mucho, muestras interés y el vendedor se viene arriba y te sube el precio.
Si no muestras interés, se te alarga el proceso.

El tiempo es ORO, joder.
El tiempo no pasa,
lo perdemos nosotros.

Somos nosotros los que nos hacemos viejos.
El tiempo no envejece.
Ni siquiera existe.

Pero gastarás seis meses en:

  • Encontrar una empresa que te guste(que sea comprable).

  • Que te respondan el correo (o no)

  • Que tengas que llamar

  • Que te tengas que inventar una excusa para volver a llamar

  • Que te den una reunión

  • Que te den una segunda reunión que será una comida
    (no vayas tan rápido, león, es un restaurante)

  • Empezar a negociar el precio

  • Hacer como que te peleas porque te parece mucho

  • Pedir perdón por pelearte

  • Daros un abrazo precioso

  • Y empezar a pelearos de nuevo

Y si crees que esto es mucho… espera, moreno.

Todavía llevamos un tercio del camino.

Luego llega la carta de intenciones (LOI).
Aquí te tiras un mes.
Porque incluye la forma de pago y las condiciones.
Entre ellas:
que en los próximos meses, no puede negociar con otra persona la venta de la empresa.

Bueno, ahora empieza lo divertido:

  • Auditorías comerciales

  • Auditorías financieras

  • Auditorías legales

  • Auditorías laborales

  • Auditorías fiscales

  • Auditorías tecnológicas

Mientras tanto, te toca escribir un info memo (CIM),
un pedazo de documento que te sirve para pedir lerus al banco
y engañar a amigos, familiares e inversores de que
con ese taller ruinoso lo vas a petar.

Espera, espera, queda el último tercio:

  • El contrato de compra-venta

  • Los papeles con los bancos

  • Los “flequillos” con el dueño

Solo te deseo una cosa: SUERTE.

Porque entre egos, cojones y burocracia,
este chiringui se te viene abajo en un pliqui
como en el cuento de los tres cerditos:

AFUUUUUUUUUUUUUUUU.

Para poder afrontar todo lo anterior, hay que negociar teniendo alternativas.
Por eso te recomiendo ser el típico soltero follaca que tiene una en cada puerto.

Hasta que vayas a la iglesia (aka el notario),
hay que mantener la llama viva con otros posibles vendedores.
Y para eso hay que valer.

Además,
si compras una empresa y tienes la oportunidad de comprar otras más,
siempre le puedes pasar el trato a otra persona
y cobrarle una comisión por haberos presentado.

En este mundillo se llama “Finder’s Fee”.
Y gracias a esta newsletter demente,
ya estoy en negociaciones para comprar un empresón
y que alguien se lleve cien mil pavos.

Si esto se hace, voy a meterle dieciséis millones de pesetas a un buen amigo de la carrera.

INSHALLAH.
Pero ahora me quedan seis meses de ritmo anti-Fórmula Uno por delante… Lo podemos titular perfectamente como “El castigo del Impaciente

Hasta mañana.
(Mañana jueves comeré con el dueño, deseadme suerte, morenos, porque la empresa es de Mágala.)

El dueño le habla de mi a la persona que nos presentó tras la primera reunión. El primer paso a que ese intermediario se lleve 100,000 pavos

Recuerda:

Te llevas 100.000 lerus si me presentas a un empresario zorro plateado que tenga un empresón:

  • Ventas 6 kilos/año, euros directos al taco, dos kilos/año limpio de polvo y paja, desde hace tres años. Que la relación ventas - neto sea de un tercio.

  • Que el dueño esté forrao a romper… recuerda, yo quiero ser ese también.

  • Una empresa sin sucesores y dueño en jubilación.

  • Que tenga muchos clientes, no quiero el clásico que depende de uno grande.

  • Te llevas 100.000 lerus solo si compro esa empresa, si no, te mando un abrazo en video, te lo prometo. Porque puede, que al final no compre un empresón, nunca se sabe lo que puede pasar en la vida.

  • Una empresita es lo mismo pero 10 veces más pequeña, si te quedas por aquí, te enseño a comprar o vender la tuya, y también a buscar el dinero, y a decidir abogados, y en fin a todo, pero quédate y pásale estos a inversores, por si se quieren enterar que esto es más rentable que las startups esas molonas con futbolines y gente dándolo todo de culo a culo.