Love me, tender

Love me sweet

Ahora toca "tender".
Tengo la imagen de mi abuela en Torre del Mar, de espaldas, tendiendo una y otra vez toda nuestra ropa, y pienso que no tiene nada que ver con un proceso de “tender” de M&A.
Tender es licitación, no colgar bragas al sol.

Se ve que, tras la venta fallida a unos searchers, los dueños se quedaron con ganas de vender.
Normal. Uno tiene 85 años y la otra está en sus 50.
Yo creo que se merecen un premio, la verdad.

Además, la empresa está bastante bien organizada.
Han tenido una tendencia de crecimiento desde el principio,
no tienen deuda
y facturan 12 kilos con 45 personas.

Merece la pena echarle un vistazo, aunque esté en el sector de la construcción.
Está vinculado a reformas y, como he dicho antes, su crecimiento ha sido constante.

¿Qué puede llevar a alguien a montar una empresa con 67 años?
Y encima petarlo.
En fin, la historia viene de lejos.

El dueño tenía otra sociedad distribuidora,
y con esta se hicieron fabricantes.
Poca broma.

El caso es que un proceso de licitación es algo más serio.
Primero, porque no tienes relación ninguna con la parte vendedora.
Aquí no vale tirarse el triple del hijo que siempre quiso tener.

Hay que hilar fino, hacer tu mejor oferta… y rezar.

Han contratado al BBVA para liderar este proceso y, la verdad, están siendo bastante profesionales.

Acabo de salir de una experiencia con otro banco
(no quiero decir que es Abanca, para no joderles)
y, en comparación, esto parece Harvard.

El caso es que han dividido el proceso en varias fases:

1. Recibir toda la documentación.
El mítico NDA, el mítico teaser, el mítico info memo y la carta de proceso.

2. Recibir ofertas no vinculantes.
Con todas las condiciones necesarias (te las cuento mañana).

3. Las ofertas que le gusten al dueño serán invitadas a ver la empresa (site visit).
Recibirás una copia del contrato de compraventa (SPA) y del pacto de socios (SHA) y acceso al montón de documentos(data room).

4. La oferta ganadora será invitada a hacer la auditoría previa.
Para ajustar la oferta… y de ahí, al notario.

La verdad, estos procesos son un dolor de huevos para ambas partes,
el que paga y el que recibe.

Sin embargo, esta pátina de rigor añade seriedad.
Y sobre todo, te aseguras de que están motivados a vender,
que hay mucho sinvergüenza o poco profesional por ahí suelto, mareando para nada.

Hasta mañana.

Aquí preparando la lectura y la oferta, Yo sí, tú no,amiguete.

Recuerda:

Te llevas 100.000 lerus si me presentas a un empresario zorro plateado que tenga un empresón:

  • Ventas 6 kilos/año, euros directos al taco, dos kilos/año limpio de polvo y paja, desde hace tres años. Que la relación ventas - neto sea de un tercio.

  • Que el dueño esté forrao a romper… recuerda, yo quiero ser ese también.

  • Una empresa sin sucesores y dueño en jubilación.

  • Que tenga muchos clientes, no quiero el clásico que depende de uno grande.

  • Te llevas 100.000 lerus solo si compro esa empresa, si no, te mando un abrazo en video, te lo prometo. Porque puede, que al final no compre un empresón, nunca se sabe lo que puede pasar en la vida.

  • Una empresita es lo mismo pero 10 veces más pequeña, si te quedas por aquí, te enseño a comprar o vender la tuya, y también a buscar el dinero, y a decidir abogados, y en fin a todo, pero quédate y pásale estos a inversores, por si se quieren enterar que esto es más rentable que las startups esas molonas con futbolines y gente dándolo todo de culo a culo.