Hamburguesas y pisos

¿Porqué no?

Había una vez dos hermanos…

Dos hermanos apellidados McDonald.

Tenían un restaurante de hamburguesas en San Bernardino, California. Ordenado, limpio, con su sistema de cocina milimetrado como si lo hubiera diseñado la NASA. Vendían como churros. Rápido, eficiente y sin florituras.

Pero no eran ambiciosos.

Querían su dinerito diario y cerrar la persiana a las ocho. Nada de cadenas, nada de escala, nada de soñar a lo grande.

Hasta que llegó un vendedor de batidoras.

Ray Kroc.
Un tipo con más hambre que talento. Vendía Multimixers. Les vendió 8 de golpe y les dijo: “Esto, señores, es oro puro. Vamos a franquiciarlo.”

Ellos no querían, pero aceptaron. Siempre y cuando pudieran mantener el control, sus valores, su sistema. Y claro, como en todas las historias de emprendedores e ingenuos, firmaron sin leerse la letra pequeña.

Ray Kroc se puso manos a la obra. Abrió franquicias por todo Estados Unidos. Cambió procesos, estandarizó, introdujo su filosofía. No se lo digas a nadie, pero ni las hamburguesas eran iguales ni los valores tampoco.

¿Y sabes qué?

Ray tampoco ganaba mucho dinero con las hamburguesas. Hasta que alguien le dijo: “Ray, tú no estás en el negocio de las hamburguesas. Estás en el negocio inmobiliario.”

Y así nació el imperio McDonald's.

Compraban los terrenos y se los alquilaban a los franquiciados. Así Kroc se quedó con el margen de la comida y con la propiedad de la tierra. Negocio redondo.

¿Y los hermanos McDonald?

Con su cheque y su carta de despedida. Les compró el nombre, el sistema, la historia. El apellido, ya sabes, ese que hoy es sinónimo de obesidad infantil y patatas fritas, pero también de éxito y omnipresencia global.

No les dejó ni usar su propio apellido en otro restaurante.

¿Villano?Puede.
¿Visionario?También.

Porque sin él, McDonald hoy sería el nombre de una granja de Kansas o el de un personaje secundario en una canción de los Cantajuegos.

Lamentablemente para mi,
hubo una época en que era capaz de
comerme una hamburguesa de un euro de un solo bocado,
yo sí, tú no, amiguete. ¡Malditio, Tio Ray!
Lo siento, ya no lo hago, me retiré de la carrera por el infarto.

Hasta mañana.

Recuerda:

Te llevas 100.000 lerus si me presentas a un empresario zorro plateado que tenga un empresón:

  • Ventas 6 kilos/año, euros directos al taco, dos kilos/año limpio de polvo y paja, desde hace tres años. Que la relación ventas - neto sea de un tercio.

  • Que el dueño esté forrao a romper… recuerda, yo quiero ser ese también.

  • Una empresa sin sucesores y dueño en jubilación.

  • Que tenga muchos clientes, no quiero el clásico que depende de uno grande.

  • Te llevas 100.000 lerus solo si compro esa empresa, si no, te mando un abrazo en video, te lo prometo. Porque puede, que al final no compre un empresón, nunca se sabe lo que puede pasar en la vida.

  • Una empresita es lo mismo pero 10 veces más pequeña, si te quedas por aquí, te enseño a comprar o vender la tuya, y también a buscar el dinero, y a decidir abogados, y en fin a todo, pero quédate y pásale estos a inversores, por si se quieren enterar que esto es más rentable que las startups esas molonas con futbolines y gente dándolo todo de culo a culo.