Gargajos y ostras

Por fin juntos.

Por fin juntos, y encima revueltos,
como mi estómago en aquel restaurante cercano a Mestalla.

Allí me citó uno de los empresarios que estuvo a punto de venderme su empresa.

Seis horas de coche con mi mujer,
las niñas con la abuela,
reserva en el hotel más cercano,
donde poder dejar el coche y tener piscina para el rato en que no estamos trabajando.

Llega mi momento,
me seco, me visto y bajo andando al restaurante.
El yayo llega en hora,
aparca en doble fila
y le da las llaves a uno de los camareros,
se ve que le conocen, porque es todo amabilidad y sonrisas.
Nos llevan a un reservado, sin nadie delante,
privacidad ante todo,
vamos a cerrar un precio
y hablar de millones de pavos delante de gente conocida puede llevar a engaños.

El tipo está sano como un roble,
hasta ahí todo bien,
pero el yayo llega con un bote vacío de mermelada del Mercadona
y me advierte de lo siguiente:

Víctor, me están haciendo unas pruebas y tengo que guardar muestras de mucosa y de saliva, por eso llevo este tarro. Siento si te es desagradable, pero no tengo otra opción. Sabía que venías de lejos y no quería cancelar solo por esto.

Sin problema, yayo, aquí hemos venido a jugar y
verte también es importante para mí.
Pedazo de abrazo y a jamar.

Vino, pan, paella, risas, brindis, un acuerdo de precio, sonrisas y… gargajos y ostras por fin juntos.

Estamos todos de acuerdo en que los gargajos ajenos dan bastante asco, ¿no?
Pues allí estaba yo, delante de unas ostras que este señor había reservado especialmente para ese día.
Las ostras me dan bastante asco,
a otras personas les parece un manjar,
pero a mí me caen mal en el estómago,
te lo juro por Snoopy,
yo soy de bocata de chopped tamaño submarino nuclear con margarina ZAS en la playita, con una Coca-Cola Zero Zero.

Y claro,
es de bien nacidos ser agradecidos
y allí estaba yo, yo sí, tú no, amiguete.
(mi cara ahora mismo es un poema recordando aquello)
comiendo ostras mega caras con textura de gargajo de laboratorio.

Te van a vender que comprar una empresa es el próximo maná,
que es muy sexy,
pero yo te vengo a recordar que el camino no es un camino de rosas
y está lleno de lapos.

Este vendedor rompió el trato porque,
de los 18 millones que pedía por su empresa,
quería los 18 en efectivo, el día del notario, en su cuenta, con to’ su polla.

Vamos a ver:
tragarme ostras mientras escupes mocos que se pueden cortar con un cuchillo es jodido, pero ser inflexible en esto, da auténtico MIEDO.

Si alguien quiere TODO en efectivo,
sin que le retengas nada,
sin dejarte nada en la caja de la empresa,
te pide que pagues tú el siguiente impuesto de sociedades
y encima no te financia...
huye de ahí, sal corriendo, pero mira al suelo,
no te vayas a resbalar con alguna de sus esperpénticas mucosidades.

Para ser empresario hay que tener muchas tragaderas,
pero no te dejes desflorar la cuenta corriente,
o lo acabarás pagando tú.

Hasta mañana.

Recuerda:

Te llevas 100.000 lerus si me presentas a un empresario zorro plateado que tenga un empresón:

  • Ventas 6 kilos/año, euros directos al taco, dos kilos/año limpio de polvo y paja, desde hace tres años. Que la relación ventas - neto sea de un tercio.

  • Que el dueño esté forrao a romper… recuerda, yo quiero ser ese también.

  • Una empresa sin sucesores y dueño en jubilación.

  • Que tenga muchos clientes, no quiero el clásico que depende de uno grande.

  • Te llevas 100.000 lerus solo si compro esa empresa, si no, te mando un abrazo en video, te lo prometo. Porque puede, que al final no compre un empresón, nunca se sabe lo que puede pasar en la vida.

  • Una empresita es lo mismo pero 10 veces más pequeña, si te quedas por aquí, te enseño a comprar o vender la tuya, y también a buscar el dinero, y a decidir abogados, y en fin a todo, pero quédate y pásale estos a inversores, por si se quieren enterar que esto es más rentable que las startups esas molonas con futbolines y gente dándolo todo de culo a culo.