El dial del destino

Comunicando, comunicando...

Comunicando, comunicando...
Decían las Papá Levante en su inquietante, soporífero e incluso denunciable álbum Sopla Levante.

¿Dónde cojones te vas a comprar la empresa, alma de cántaro?
Seré breve:
aquí.

Pa que más? 20 kilos por esto

Pues sí, yo en mi caso,
buscando un empresón como el que te acabo de describir,
pues no podía elegir dónde iba a poner el huevo.

Pero tú sí, amiguete.
Tú puedes decidir buscar una empresa en tu barrio, en tu ciudad, en tu localidad, en tu comunidad… y así hasta el infinito.

Pero las cosas hay que hacerlas con cabeza
(y no de nabo, precisamente;
esa mejor la dejamos para los humedales).

¿Vas a comprar una empresa de suministros de coches donde la gente va en caballo?
Pues olé tus cojones, Manolete.

Yo en mi caso, elegí España,
pero le puse cabeza a la cosa,
puesto que decidí dos cosas:

A) No iba a buscar en Cataluña.
Si la encontraba, bien.
Si no, pues no iba a malgastar el tiempo buscando en el extranjero.
Sí, como lo oyes.

Para el tejido empresarial,
que venga un gordo con acento andaluz
a decir que quiere trabajar
y que encima va a pagar por trabajar,
pues mira, no tiene sentido.

Culturalmente somos dos mundos opuestos,
y mi estilo allí no iba a funcionar.
Así que…
no es nada personal, son solo negocios.
Si no tienes razonamientos similares, vuestra lógica colectiva no funcionará.

B) En Madrid, tampoco.
Porque a todo el mundo se le pone gorda decir que tiene un empresón en Madrid,
y soñar con acabar en el palco chupando cámara al lado de Florentino.
(Por cierto, allí estuve yo un día, pero eso ya te lo contaré otro día.)

En Madrid hay mucha competencia de compradores,
y claro,
yo no quiero pelearme con nadie por dinero.
Así que decidí que nadie quiere irse a Palencia a diseñar componentes para la automoción.
Eso me dio ventaja
y me quité competidores.

Aunque el criterio geográfico parece simple,
entraña al menos un análisis concienzudo para tomar una decisión.

Lo más normal es que la mujer de tu vida no esté a cien metros de tu casa.
Eso solo pasa en las películas de después de comer de Antena 3,
y al final eso acaba siempre en entierro, macho.

Si me quedan ganas, escribiré de dónde sale la pasta para comprar una empresa,
para que lo leas durante el finde.
Y si no, pues el lunes(EDIT, será el lunes).
Que mi abuela decía siempre lo mismo:
“Tranquilo, chico, que no estamos en ningún reventaero.”

Recuerda:

Te llevas 100.000 lerus si me presentas a un empresario zorro plateado que tenga un empresón:

  • Ventas 6 kilos/año, euros directos al taco, dos kilos/año limpio de polvo y paja, desde hace tres años. Que la relación ventas - neto sea de un tercio.

  • Que el dueño esté forrao a romper… recuerda, yo quiero ser ese también.

  • Una empresa sin sucesores y dueño en jubilación.

  • Que tenga muchos clientes, no quiero el clásico que depende de uno grande.

  • Te llevas 100.000 lerus solo si compro esa empresa, si no, te mando un abrazo en video, te lo prometo. Porque puede, que al final no compre un empresón, nunca se sabe lo que puede pasar en la vida.

  • Una empresita es lo mismo pero 10 veces más pequeña, si te quedas por aquí, te enseño a comprar o vender la tuya, y también a buscar el dinero, y a decidir abogados, y en fin a todo, pero quédate y pásale estos a inversores, por si se quieren enterar que esto es más rentable que las startups esas molonas con futbolines y gente dándolo todo de culo a culo.