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El arca perdida.
Ahora que ya sabes que puedes comprar una empresa
Ahora que ya sabes que puedes comprar una empresa,
tendrás que saber qué estás buscando,
la forma que tiene ese Santo Grial que te va a sacar de tieso.
Y hablando de tieso… tranquilo,
ya hablaremos de dónde sacar la pasta,
no te pongas tenso, amiguete.
Hay grupos fundamentales bajo los que podemos empezar a escribir la lista de los Reyes Magos:
Financieros:
Para entender esto no hace falta que nos pongamos finolis,
que si el EBITDA, que si el margen sobre ventas, que si los retornos…
Hay cuestiones más terrenales que mucha gente pasa por alto:
la cantidad LIMPIA de pasta que se mete uno en el bolsillo
después de que le pasen las múltiples segadoras a la empresa.
Eso es clave.
Si una empresa tiene eso grande y en positivo,
entonces hay que echarle un ojete.
Lo hablamos en el Templo Maldito.
Empresariales:
Para esto no hace falta un MBA,
hace falta tener sentido común:
que el dueño la quiera vender,
que tenga muchísimos clientes, a poder ser otras empresas,
que se pueda poner chulito con los proveedores,
que tenga jefes y jefecillos,
que no tenga muchos socios
y más cosas que veremos en La Última Cruzada.
Sectoriales:
Para entender esto no tienes que ser de la NASA.
Estamos hablando de la industria en la que estamos plantados.
Lo principal es que seamos un poquito Rappel
(vístete como quieras, pero me refiero a sus superpoderes;
y no, no me refiero a tener un superojete).
Hay que ser visionario para entender:
si lo que se vende va a desaparecer,
si se puede copiar fácil,
si tenemos muchos competidores,
o si hay algún macho alfa lomo plateado al que todos queramos imitar,
y alguna cosa más que veremos en El Reino de la Calavera de Cristal.
Geográficos:
Parece que esto es lo más fácil, ¿eh?
Pues sí:
es dónde demonios quieres comprar la empresa.
En Lepe, en Torrevieja, cerca de tu casa…
Pero tiene más miga de lo que parece.
Lo vamos a hablar en la última parte: El Dial del Destino.
La verdad es que comprar una empresa tiene un papeleo muy sofisticado
y unos nombres muy sexis,
pero si te lo explican sin tanto glamour,
lo pillas del tirón.
La parte mala de lo de arriba es como la lista de los Reyes Magos:
tú pides,
y según te hayas portado, ellos te dan.
Ante el vicio de pedir, está la virtud de no dar.
Eso me lo decía a mí mi madre.
A ti, no.
Nos vemos mañana en el Templo Maldito.
Recuerda:
Te llevas 100.000 lerus si me presentas a un empresario zorro plateado que tenga un empresón:
Ventas 6 kilos/año, euros directos al taco, dos kilos/año limpio de polvo y paja, desde hace tres años. Que la relación ventas - neto sea de un tercio.
Que el dueño esté forrao a romper… recuerda, yo quiero ser ese también.
Una empresa sin sucesores y dueño en jubilación.
Que tenga muchos clientes, no quiero el clásico que depende de uno grande.
Te llevas 100.000 lerus solo si compro esa empresa, si no, te mando un abrazo en video, te lo prometo. Porque puede, que al final no compre un empresón, nunca se sabe lo que puede pasar en la vida.
Una empresita es lo mismo pero 10 veces más pequeña, si te quedas por aquí, te enseño a comprar o vender la tuya, y también a buscar el dinero, y a decidir abogados, y en fin a todo, pero quédate y pásale estos a inversores, por si se quieren enterar que esto es más rentable que las startups esas molonas con futbolines y gente dándolo todo de culo a culo.