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EIR
Entrepreneur in residence
Esta figura me encanta, pero nunca he conseguido vendérsela a nadie.
Y eso que lo he intentado tres veces.
Yo sí, tú no, amiguete.
Los clubs de música chunda-chunda tienen a su DJ residente.
Un crack mundial, referente en lo suyo.
Cada finde, o cada día, se sube a la cabina con sus colegas, sus tiritos y sus chicas guapas.
Y pone a todo el mundo a bailar hasta que se te gasten las suelas de las zapatillas.
Yo siempre soñé con ser eso.
Pero lo más cerca que estuve fue rebobinar cintas con un boli BIC, para no gastar las pilas del walkman.
El emprendedor residente (Entrepreneur in Residence, EIR) es una figura que se debería implantar sí o sí en cada compra-venta.
Peeeeero, hay problemas culturales.
En España, los dueños de negocios huyen como de la peste cuando les dices que quieres pegarte a ellos y ser el gerente adjunto o residente.
Obviamente, eso debería ir ligado a un contrato de compra-venta.
Para que, pasado un tiempo, tomes el relevo sin drama ni cirugía abierta.
¿Por qué no funciona aquí?
Porque el dueño piensa:
“Este me va a robar los clientes y luego monta la suya.”
“Este mocoso va a destruir en dos años lo que yo levanté en toda mi vida.”
“Sí, claro, el nene quiere cobrar mientras se pega a mí, Samaritana, y yo pongo la cama…”
Y, para rematar, el asesor de confianza le suelta:
“Si montas una patrimonial, pagas menos impuestos, no vendas todavía.”
Resultado: algo que suena maravilloso en el papel, no se materializa.
Para mí, los beneficios son clarísimos:
El dueño se asegura un gerente de calidad a precio de risa durante un tiempo.
Tú conoces la empresa y a los empleados antes de meterte en el fregado.
Ganas su confianza y preparas la transacción con banco e inversores.
No vas a contrarreloj: en el M&A, la paciencia paga bien.
Y si el dueño ve que eres un torcebotas, pues busca a otro residente y…
¡Que siga la fiesta!
Hasta mañana.
Recuerda:
Te llevas 100.000 lerus si me presentas a un empresario zorro plateado que tenga un empresón:
Ventas 6 kilos/año, euros directos al taco, dos kilos/año limpio de polvo y paja, desde hace tres años. Que la relación ventas - neto sea de un tercio.
Que el dueño esté forrao a romper… recuerda, yo quiero ser ese también.
Una empresa sin sucesores y dueño en jubilación.
Que tenga muchos clientes, no quiero el clásico que depende de uno grande.
Te llevas 100.000 lerus solo si compro esa empresa, si no, te mando un abrazo en video, te lo prometo. Porque puede, que al final no compre un empresón, nunca se sabe lo que puede pasar en la vida.
Una empresita es lo mismo pero 10 veces más pequeña, si te quedas por aquí, te enseño a comprar o vender la tuya, y también a buscar el dinero, y a decidir abogados, y en fin a todo, pero quédate y pásale estos a inversores, por si se quieren enterar que esto es más rentable que las startups esas molonas con futbolines y gente dándolo todo de culo a culo.