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Contrarian thinking
El más forrao de tu barrio, no vendió la empresa a Google.
Este multimillonario del private equity se saltó todas las reglas.
No invirtió en unicornios.
No persiguió startups de Silicon Valley.
No se hizo fotos en TechCrunch ni se subió a escenarios a hablar de disrupción.
Compró panaderías.
Y clínicas veterinarias.
Y centros de tratamiento.
Y negocios que todos los MBAs del planeta miran por encima del hombro.
Su nombre: Justin Ishbia.
Fundador de Shore Capital.
Mientras los fondos tradicionales sueñan con empresas de mil millones, Justin se centra en negocios familiares con menos de 100 empleados y menos de 20 millones en ingresos.
¿Un ejemplo?
Southern Vet.
En 2014, se asocia con Jay Price, un veterinario de Alabama.
Sí, un tipo que asistía partos de perros y operaba mascotas, no un broker de Wall Street.
Empezaron con 3 clínicas.
Hoy tienen más de 400.
1.200 millones de facturación anual.
¿La clave?
Encontrar operadores excepcionales y asociarse con ellos.
No jugar al Monopoly financiero.
No marear con estructuras sofisticadas.
Jay tenía algo que los trajes no comprenden:
credibilidad.
Conocía el negocio desde dentro.
Lo había sudado.
Mientras otros fondos hacen magia con el Excel, Justin trabaja con personas y procesos.
Su mantra es sencillo:
“El dinero sigue al éxito, no al revés.”
¿Por qué estos negocios aburridos funcionan?
Porque son predecibles.
Nadie deja de llevar al perro al veterinario porque haya crisis.
Nadie deja de comprar pan.
Nadie se mete en una app para reemplazar su tratamiento médico.
No hay algoritmo que lo rompa.
No hay cambios de plataforma.
No hay modas.
Solo caja constante en sectores esenciales que nadie quiere mirar.
¿Sabes cómo empezó Justin?
En una oficina de 120 metros cuadrados.
Alquiler: 1.200 dólares al mes.
Sin inversores famosos.
Sin experiencia previa.
Solo cuatro chavales de 27 a 31 años con más corazón que curriculum.
Ser un outsider fue su mayor ventaja.
No tenía ego que alimentar.
No le daba vergüenza comprar negocios normales.
No buscaba aplausos, buscaba oportunidades.
La lección está clara:
Mientras todos persiguen unicornios,
las mejores oportunidades siguen escondidas
a plena vista.
Yo lo tengo claro, yo sí, tú no.
Aquí sobra pasta y falta gente con huevos para ponerse
al frente de un negocio, es nuestra oportunidad.
La mayor transferencia de riqueza de la historia está ocurriedo
delante de nuestras narices.
Hasta mañana.
Recuerda:
Te llevas 100.000 lerus si me presentas a un empresario zorro plateado que tenga un empresón:
Ventas 6 kilos/año, euros directos al taco, dos kilos/año limpio de polvo y paja, desde hace tres años. Que la relación ventas - neto sea de un tercio.
Que el dueño esté forrao a romper… recuerda, yo quiero ser ese también.
Una empresa sin sucesores y dueño en jubilación.
Que tenga muchos clientes, no quiero el clásico que depende de uno grande.
Te llevas 100.000 lerus solo si compro esa empresa, si no, te mando un abrazo en video, te lo prometo. Porque puede, que al final no compre un empresón, nunca se sabe lo que puede pasar en la vida.
Una empresita es lo mismo pero 10 veces más pequeña, si te quedas por aquí, te enseño a comprar o vender la tuya, y también a buscar el dinero, y a decidir abogados, y en fin a todo, pero quédate y pásale estos a inversores, por si se quieren enterar que esto es más rentable que las startups esas molonas con futbolines y gente dándolo todo de culo a culo.